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lunes, 11 de octubre de 2010

Exit through the gift shop (2010)

En una entrada anterior ya demostré mi admiración por el gran artista urbano Banksy, que con sus ratas londinenses y sus obras en el muro de Cisjordania , entre muchas otras, ha ido creando todo un discurso que nos habla de los fallos del sistema en que vivimos y la mercantilización del arte.
Y en esas estábamos cuando el propio Banksy, que permanece en el más absoluto de los anonimatos, lanza esta peli, rodada como un documental donde un vendedor de ropa francés aficionado al video, Thierry Guetta, decide filmar la vida y formas de trabajo de varios grafiteros como el francés Invader o el norteamericano Shepard Fairey, hasta que llega a conocer al mismo Banksy (que siempre aparece tapado y con la voz distorsionada). A raíz de estos encuentros, Guetta se irá sumergiendo cada vez más en el mundo del arte urbano, siempre revestido de esa clandestinidad que le da un toque mucho más emocionante. Hasta que Banksy le animará a dedicarse al arte mientras él le filma, cambiando así los papeles.
A partir de ahí la película se convierte en una reflexión irónica y, en ocasiones, muy cómica, sobre el mundo del arte en nuestros días, sobre la vacuidad del discurso de muchos artistas y sobre una pregunta fundamental: ¿hoy en día cualquiera puede ser artista? No sé si el documental es real o no, me inclino más por la segunda opción, pero sea como fuere, la película es genial y habla por sí misma. Una joyita para todos aquellos que alguna vez nos hemos preguntado ¿qué es el arte?.

lunes, 22 de marzo de 2010

El último truco. Emilio Ruiz del Río

Si queréis sumergiros en la verdadera magia del cine, os recomiendo ver el documental El último truco. Emilio Ruiz del Río. En él, este maestro español de los efectos visuales nos desvelará sus secretos a la hora de crear escenarios. Este gran maquetista, pintor y escenógrafo, que trabajó en películas como El Cid (1961), La caída del Imperio Romano (1964), Doctor Zhivago (1965), 55 días en Pekín (1963), Conan el bárbaro (1982), Dune (1984) o El laberinto del fauno (2006), entre muchas otras, era capaz de transformar una plaza de toros en el gran Coliseo romano, una playa del Mar Menor en el Dunkerque de la Segunda Guerra Mundial, o el pueblo de Peralada en la ciudad de París. ¿Cómo? Pues con unas impresionantes maquetas, unos virtuosos paisajes pintados en cristal y mucha, muchísima imaginación jugando con la perspectiva.

Emilio Ruiz del Río y Ray Harryhausen en el rodaje de El viaje fantástico de Simbad (1974)

Grandes personajes del cine quisieron contar con los servicios de Emilio Ruiz, como el productor Dino de Lurentiis, con el que firmó un contrato de colaboración trabajando en multitud de sus películas, el gran Ray Harryhausen, para el que realizó los decorados de Simbad y la princesa (1958) y El viaje fantástico de Simbad (1974), o Guillermo del Toro, para el que trabajó en El laberinto del fauno (2006).

Un puente impresionante para Red Sonja (1985)

Emilio Ruiz falleció poco antes del estreno de este documental y con él quizá se vaya toda una forma de entender el cine, que inexorablemente se va perdiendo con el auge de los efectos digitales. Emilio jugaba a engañar el ojo y a hacernos creer lo que nos decía la pantalla. Porque, en realidad, eso es el cine: sentirnos voluntaria y deliciosamente engañados. Todo lo que aparece en plano es real y así lo dice Emilio en el documental: “el secreto es introducir la mentira en la verdad, hacer la mentira verdad”. En su web podéis acceder a fotos y curiosidades de los rodajes en los que participó. Personajes como Emilio Ruiz del Río han hecho del cine un arte mágico y, sólo por eso, desde aquí nuestro homenaje. Os dejo con un fragmento del documental.

jueves, 24 de diciembre de 2009

El Japón de Chris Marker

Chris Marker, cuyo verdadero nombre es Christian François Bouche-Villeneuve, es uno de los referentes del cine documental europeo, fuente de inspiración para muchos directores (entre ellos Terry Gilliam, cuyos Doce monos, recientemente comentados en este blog, están basados en el film de Marker La jetée) y en cuya obra ha mostrado un especial interés hacia Japón.

Es en su documental Sans soleil (1983) donde nos presenta su particular visión de Japón, pero también reflexiona sobre el tiempo, la falsedad de las imágenes que vemos en el cine o en la televisión y la pobreza en determinados países africanos. En cien minutos asistimos a todo un ensayo fílmico, género del que este autor es creador.
Cuando habla de Japón, Marker reflexiona sobre los excluidos de la sociedad, analizando la casta de los burakumin, a los que no se les permite acceder a determinados puestos de trabajo en Japón ni tener acceso a ciertos derechos sociales básicos. También nos habla de la sensibilidad de los japoneses hacia la contemplación de las cosas pequeñas y los fugaces instantes de felicidad. Y reflexiona sobre lo falso de las imágenes que nos llegan a través de diferentes pantallas y, por tanto, admitiendo que quizá el Japón que aparece en su pelícuila no es el Japón real, sino su Japón.
Toda la perlícula está dotada de una gran sensibilidad y un punto onírico, que hace que parezca que asistimos más a las imágenes de un sueño que al mundo real, todo ello trufado de reflexiones profundas sobre diversos temas, por lo que conviene verla más de una vez. Una joyita, no tiene desperdicio.Marker también se acercó a Japón en Le Mystère Koumiko (1965), A. K. (1985), homenaje al gran Akira Kurosawa y Level five (1996), donde analiza la situación de Okinawa, pero para mí su mejor obra es Sans soleil, que no sólo ofrece una reflexión sobre Japón sino sobre el tiempo, la memoria y el poder de las imágenes.