Grande la última peli de Jacques Audiard, que nos cuenta la historia de Malik El Djebena, un joven de origen árabe que entra en una cárcel francesa, en la que se verá presionado por una banda de presos corsos para que trabaje para ellos. Comenzará haciendo trabajos para ellos (el primero, matar a un preso árabe enemigo de la banda) pero a lo largo del filme iremos viendo la evolución de Malik, que pasará de ser un personaje insignificante a poner contra las cuerdas a los corsos y darles de su propia medicina.
La película es magistral mostrándonos la evolución del protagonista, interpretado por Tahar Rahim, que se llevó los premios César de la academia francesa al mejor actor y al mejor actor revelación, cosa que nunca había sucedido antes. Malik no es el típico protagonista de género carcelario, no es un tipo duro y musculoso, sino un joven de 19 años prácticamente analfabeto y del que tenemos muy poca información en la película. Sin embargo, sí vemos algo de su mundo interior, como las apariciones en su celda del hombre que mató por encargo de los corsos o sus sueños y premoniciones, que le hacen un personaje mucho más complejo de lo que parecía al principio.
Mucho se ha dicho y escrito sobre esta película, presentada en muchos casos como la nueva obra maestra del cine francés, con interpretaciones que van desde la que asimila al protagonista al profeta Mahoma con su historia de redención y triunfo, hasta las que ven en ella una fábula republicana ahora que el modelo francés de libertad, igualdad y fraternidad está en crisis. Yo no discutiré la calidad de la película, es de lo mejor que he visto últimamente. Mi opinión es que nos ofrece una historia de triunfo de la inteligencia sobre la fuerza en un entorno cruel, rodado descarnadamente por Audiard, que te hace respirar la cárcel y angustiarte como si estuvieras dentro de ella. Malik es un personaje complejo que crece según avanza el metraje y eso ya le hace pasar a la historia del mejor cine carcelario. En segundo lugar, y no menos importante, la peli nos da un retrato crudo y preocupante de las cárceles francesas, y quizá ese es uno de los signos de la decadencia de la République.
No os la perdáis, merece la pena.
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